Bitácora Semanal

Published on septiembre 24th, 2017 | by lavozsur

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Bitácora Semanal; Sábado 23 de septiembre de 2017

#TerremotoMéxico

LA NOTICIA: El martes 19 de septiembre, millones de capitalinos asistieron a un simulacro de sismo, ritual seguido a lo largo de 32 años desde el terremoto de 1985; la mayoría no lo tomaba en serio y el empleado de uno de los nuevos rascacielos recientemente construidos en la Ciudad de México comentó en Twitter a las 13.05 que la evacuación “nos tomó casi una hora, media hora tomando café en el Paseo de la Reforma y otra media para regresar a mi estación de trabajo”, por eso no lo creía cuando en medio del sismo -no antes- sonó la alarma sísmica y preguntó: “¿Otro simulacro? “, pero no, esta vez era en serio y un minuto después el enorme edificio comenzó a oscilar.

EL COMENTARIO: En una singular coincidencia de fecha, otro terremoto afectó a la capital y a varios estados del centro del país, aunque a diferencia de 1985, los avances tecnológicos del Internet y los teléfonos celulares, permitieron que a pocos minutos de registrado circularan por las redes sociales numerosas fotos y videos de edificios colapsados, peticiones de ayuda, llamados de personas atrapadas bajo escombros y hasta de las barcazas de los canales de Xochimilco sometidas a un fuerte oleaje. Un conductor de televisión no alcanzó a decir la frase “está temblando” y salió corriendo del estudio mientras la cámara seguía transmitiendo la tembladera.

LA NOTICIA: El Servicio Sismológico Nacional (SSN) precisó que el sismo se produjo a las 13:14 horas, con magnitud de 7.1 grados en la escala de Richter y epicentro en Axochiapan, Morelos, muy cerca de los límites con Puebla, con 11 réplicas en 12 horas, la mayor de 4.9 grados.

El Cenapred fue actualizando los datos, afectó mayormente a la Ciudad de México y los estados de Morelos y Puebla. La cifra preliminar hasta el cierre de esta edición era de 319 muertos, 181 en la Ciudad de México, 73 en Morelos, 45 en Puebla, 13 en el estado de México, seis en Guerrero y uno en Oaxaca.

En las horas siguientes, la Cruz Roja, el IMSS y el ISSSTE, los hospitales del Ejército, Pemex y un par de privados recibieron a unas 700 personas en la capital del país y se reportó a medio centenar de ellas en terapia intensiva, 236 con lesiones graves y 421 con lesiones menores.

EL COMENTARIO: A pocos minutos de registrado el sismo ya circulaban por las redes sociales imágenes de los edificios colapsados y columnas de humo en el paisaje. “No hagan caso, hay que esperar los informes oficiales”, dijo uno de los conductores de televisión que pontificaron a lo largo del día. Pero ya para entonces era incesante el flujo de fotos y videos de edificios colapsados, un incendio y una fuerte explosión por el rumbo de Polanco; había más de medio centenar de edificios en ruinas y decenas con daños por revisar.

Como en 1985, los teléfonos fijos resultaron casi inservibles, sea por fallas técnicas o por saturación, pero el Internet estuvo funcionando muy bien y en esta ocasión los teléfonos celulares mostraron su gran eficacia para comunicar a las personas con sus familiares en las zonas afectadas de la capital del país, los estados de México, Guerrero, Morelos y Puebla, aunque los dueños de los consorcios de las telecomunicaciones reaccionaron demasiado tarde, al abrirlas más de ocho horas después del sismo.

El Aeropuerto Internacional Benito Juárez, de la Ciudad de México suspendió sus operaciones por casi tres horas para verificar infraestructura de pistas y terminal y más de un centenar de vuelos tuvo que ser desviado a los aeropuertos alternos.

LA NOTICIA: Y como en 1985, a pocos minutos de la tragedia, cuando las autoridades parecía que estaban pasmadas, miles de habitantes de Ciudad de México salieron de inmediato a las calles para participar en el rescate de víctimas en edificios colapsados, formando cadenas entre los escombros a mano limpia, otros repartían agua y alimentos o dirigían el tránsito vehicular que se volvió caótico en toda la metrópoli, que en buena parte se quedó sin energía eléctrica durante varias horas, lo mismo que estados vecinos, pero las labores de rescate no se interrumpieron a pesar de la noche, del frío y de la lluvia, y los voluntarios siguieron trabajando, en tanto brigadas de chamacos llevaban en sus bicicletas café, agua, alimentos, medicinas, guantes, linternas, palas y la ayuda que requerían a través de las redes sociales que mostraron su gran utilidad. Fue verdaderamente impresionante la solidaridad demostrada por miles y miles de personas, sin mayor interés que el de ayudar a sus semejantes en desgracia.

Bajo el título “Gobernantes entumecidos”, el periodista Julio Hernández López escribió: “Las expresiones de solidaridad popular fueron ejemplares y directas: organizar brigadas de ayuda para rescate, proveer artículos básicos para esas tareas, enlazar llamadas de personas deseosas de encontrar amigos o familiares en la Ciudad de México y los demás estados dañados, o desde estos lugares hacia el resto del país y el extranjero; ofrecimiento de compartir casas o departamentos para quienes se hubiesen quedado sin morada, aventones automovilísticos… En las principales arterias de la Ciudad de México también se pudo ver una ayuda esencial: el comportamiento silencioso, ordenado, casi apacible, ante las circunstancias dolorosas, de millones de personas que se habilitaron fórmulas de transporte o caminaron largas distancias para llegar a sus casas… La defectuosa, lenta o insuficiente respuesta de las máximas autoridades civiles tiene una explicación que forma parte del colapso del que México estaría al borde, según diagnóstico que The New York Times atribuyó al general John Kelly, ahora poderoso jefe del gabinete de Donald Trump. Los mandos políticos del país, sus estructuras de operación y los mecanismos específicos de protección civil, seguridad pública y atención a los ciudadanos han sido corroídos por la impreparación, el cuatismo, el culto a las puras apariencias y la vocación sacramental por la corrupción”. (La Jornada, 09/20/17).

EL COMENTARIO: El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera multiplicó sus declaraciones telefónicas a emisoras de radio y televisión, repitiendo informes del Comandante “Vulcano”, el jefe del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad y de otras instituciones, indicando que dirigía “todo” desde el centro de emergencias C-5.

Los medios dieron cuenta del descarrilamiento de un convoy de la línea 12 y de la suspensión del servicio en 11 estaciones del Metro; se suspendieron las operaciones del Metrobús, cuyos carriles quedaron destinados para la circulación de vehículos de emergencia, y hubo caos por la insuficiencia de taxis para transportar a miles de capitalinos.

El presidente Enrique Peña Nieto estaba a punto de aterrizar en Oaxaca -azotada junto con Chiapas por el terremoto de 8.2 grados del 7 de septiembre pasado –con casi tres mil 500 réplicas– cuando fue informado del nuevo sismo y decidió volver a la capital del país, misma que recorrió en helicóptero a su retorno; puso en marcha el Plan Mx, para los trabajos de auxilio en coordinación de los tres niveles de gobierno y se formuló la declaratoria de emergencia extraordinaria en la Ciudad de México a fin de liberar recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), para atender las necesidades alimentarias, de abrigo y de salud de la población que afectada. El mandatario decretó tres días de luto nacional y ordenó mantener la atención a los damnificados de Chiapas y Oaxaca..

LA NOTICIA: La Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), desplegó unos siete mil elementos, tres mil 428 en la capital del país y el resto en las entidades afectadas, 15 binomios canófilos, ocho helicópteros para desalojo y traslado de heridos, seis equipos de maquinaria pesada y habilitó tres albergues, en tanto que la Policía Federal estableció seguridad perimetral en los principales edificios siniestrados y al anochecer, luego de la visita del presidente Peña Nieto, la Secretaría de Marina movilizó a 644 elementos para labores de rescate y supervisión en el Centro Escolar Enrique C. Rébsamen, al sur de la Ciudad de México.

Esta escuela se convirtió en el punto focal -al menos para la televisión- del rescate, pues en ese plantel privado murieron 20 menores y seis adultos, en tanto que se reportaban atrapadas a otras más.

La cadena Televisa transmitió durante 36 horas ininterrumpidas el presunto rescate de una niña bautizada como “Frida Sofía”, a quien reportaron con vida. En torno a esta historia surgieron rumores como que poseía un teléfono celular para comunicarse, había visto a cinco de sus compañeros también bajo los escombros y los “topos” se hallaban a sólo 25 centímetros de extraerla.

Con la atención de millones de mexicanos encima, la Secretaría de Marina desmintió la veracidad del caso que ya comenzaba a tomar tintes de reality show, al señalar que bajo los escombros no existía ningún menor con vida y jamás existió una niña con ese nombre; que todos habían sido rescatados y únicamente una mujer identificada como intendente permanecía desaparecida.

EL COMENTARIO: En tanto, muchos otros edificios colapsados en la Ciudad quedaron únicamente a cargo de los voluntarios y hasta la noche del jueves no se sabía si entre sus escombros había personas vivas o muertas. Entre ellos destacó uno ubicado en las céntricas calles de Chimalpopoca y Bolívar cuyo estrepitoso derrumbe fue captado por Webcams de México, y se habla de numerosas costureras atrapadas entre los escombros -como en 1985- y donde los familiares impidieron que “se tomara la foto” el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; después llegaron elementos del Ejército a reforzar las tareas de rescate. También, varias colonias de la delegación de Xochimilco, como San Gregorio, solicitaban con urgencia palas, picos y ayuda para rescatar a sus afectados.

Hay más, pero se nos termina el espacio. Nos vemos la próxima semana.

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