Punto por Punto; Sábado 16 de junio de 2018
*Guerra sucia en las campañas
El retiro de lonas de campaña que ha sido denunciado ya por los candidatos de tres partidos políticos y uno por la vía independiente, es una muestra de la mediocridad que ha prevalecido en la presente contienda, donde la falta de argumentos se reemplaza con sucias artimañas.
Como lo he venido mencionando, esta campaña electoral ha resaltado por la falta de propuestas, candidatos que han cometido serios errores estratégicos y una incomprensible soberbia que más que aceptación provoca repudio popular.
Aunado a ello, resaltan las maniobras sucias de los candidatos que publican encuestas a modo en periódicos afines, y no conformes con ese engaño, aprovechan la oscuridad de la noche para operar como delincuentes y robarse las lonas de sus adversarios.
Ahí están las denuncias interpuestas por los representantes del candidato independiente José Romero, pero hay quejas en ese sentido de los aspirantes del Partido Acción Nacional, Morena y del Revolucionario Institucional… “todas las noches nos están robando las lonas”.
Hay que mencionar que la Ley General en Materia de Delitos Electorales no contempla el robo o la destrucción de material electoral, a pesar de que en la 63 legislatura federal en el mes de noviembre de 2016 se propuso reformar este documento y adicionar una fracción al artículo 7 para tipificar y sancionar esta nefasta práctica.
En la propuesta de reforma, se afirma que el robo y destrucción de propaganda electoral “más allá de lesionar su campaña política, lesionan principios constitucionales como la equidad en la contienda, la legalidad, la tolerancia, la apertura, el pluralismo y el derecho fundamental de la libre expresión de ideas en materia política y, en contrapartida, inhiben la libre participación política, el intercambio de propuestas por parte de las diversas corrientes políticas, la construcción de la opinión ciudadana libre e informada, así como la construcción de un debate robusto, vigoroso y desinhibido”.
Este tipo de acciones, impiden el adecuado desarrollo del proceso electoral, el respeto al marco legal y a los principios democráticos que pretenden salvaguardarse, puesto que la continuidad de estas conductas puede afectar, de manera determinante, la campaña política de los candidatos y puede influir en el sufragio de la ciudadanía.
Tampoco el Código Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco contempla el robo de propaganda y sólo podría calificarse como un delito doloso según el Código Penal del Estado Libre y Soberano de Jalisco.
Por eso, el enojo de los candidatos afectados es comprensible, pues en el caso de Zapotlán, la competencia es muy dispareja: por un lado la vigilancia policíaca es nula en las calles de la ciudad y ello, da manga ancha para la desaparición de las lonas; por el otro, el partido en el poder ha estado cometiendo constantes violaciones a la reglamentación electoral, pues no se está respetando la temporada de veda (diariamente funcionarios municipales están promoviendo obras) y se están utilizando espacios públicos para promocionar a sus candidatos.
Y si bien el desencanto y la guerra sucia han marcado estas campañas, seguramente el inicio de la Copa del Mundo alejará más la atención de los electores, pues seguramente hay más interesados en conocer al triunfador del mundial de fútbol que a sus próximos gobernantes.
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