Ciudad Guzmán

Published on octubre 10th, 2020 | by lavozsur

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Historias de la Región – Las Cuevas del Nevado de Colima

*El afamado bandido Vicente Colombo pudo esconderse en las cuevas del cerro del Apastépetl, donde había una red de túneles de entrada y salida, además de un puesto vigía

El Nevado de Colima ha sido desde que se tiene memoria un lugar mítico por sus leyendas y belleza natural.

En el año 1651 se describió al Virrey sobre que el Camino Real de Colima fue ampliado entre un lago y un hermoso bosque, el cual cubriría hoy en día la autopista y carretera libre a Colima abarcando casi en su totalidad el Valle de Zapotlán de lado a lado, llegando hasta las orillas de Zapotiltic a excepción del pedregal. De haberse conservado sin la tala inmoderada, esta región sería algo similar a Mazamitla y un clima más frío que el actual.

Para 1800 el bosque del Nevado de Colima coincidía sus límites con el trazo actual de la autopista, desde la Cuesta de Sayula hasta Cuatro Caminos en Atenquique. Lo que hoy es el Tecnológico aún se encontraba cubierto de flora, así como todos los invernaderos y parcelas al oeste. Inclusive el camino real de “Puerta de Cadenas” a la “Vuelta del Zapote” pasaba por en medio de este bosque en esta época, lugar preferido para ocultarse bandidos a emboscar caravanas.

A partir del 1750 comienza una época de pillaje hacia los ricos de la región, por varias gavillas de bandidos. No fue hasta finales de este siglo, sobre 1795, cuando dos nombres se hicieron temidos en la región y perseguidos por los españoles y criollos: Martín Toscano y Vicente Colombo.

Sobre Martín hablaremos en la próxima edición, Vicente operaba el Camino Real de Colima, desde Sayula hasta Tonila y toda la sierra de los volcanes.

Desde esta época se sabe que el Nevado de Colima fue refugio de Vicente Colombo, tras ser perseguido en varias ocasiones por tropas del Virrey éstas dejaban su pesquisa al entrar en el espeso bosque pues todos se dispersaban y ningún bandido tomaba la misma dirección, haciendo imposible seguirlos.

Estos ladrones podían durar muchos días en sus refugios del Nevado y resistir temperaturas congelantes, lluvias y toda clase de inclemencias, pero lo más importante: sin ser detectados. Para todo esto una caverna sería el lugar ideal, sobre todo por el camuflaje natural que ofrecía.

Dentro de la zona del bosque se tenía registro de 11 cuevas, de las cuales sólo ocho se encuentran hoy en día en condiciones para ser refugio de esos bandidos, debido a que el resto fueron derrumbadas por pobladores del área en tiempos recientes a causa del miedo a los murciélagos, y en otras ocasiones por ser madrigueras de pumas.

Las tres cuevas en el Apastépetl, la cueva de los jabalís, la cueva de Piedra Ancha, el túnel del río La Lumbre, la cueva de la Barranca del Cristo, la cueva del Diablo y cueva de Argúm. Esta última es la más grande de las encontradas, con una altura de casi tres metros y una profundidad de más de 20.

La propia escritora Refugio Barragán, dos siglos atrás, describió la guarida de Colombo como una red de túneles y cuevas interconectadas entre sí, con diferentes salidas de escape muy bien ocultas, y un punto alto de donde podían observar cualquiera que se acercara.

Esta narración coincide con las cuevas del Apastepetl, debido a una situación particular ya que su origen es diferente al resto de las otras cuevas, éste es volcánico conformado por tubos de lava que servían de válvula de escape a la enorme presión de vapor emitido cuando estuvo activo.

En la actualidad sólo se aprecian tres cuevas alrededor del cerro “El Apastépetl” y debido a la explotación de material pétreo se ha perdido el 50 por ciento del cerro original y con ello su historia, alcanzando una altura original de 250 metros sobre la llanura.

Las cuevas del Apastépetl en épocas anteriores a la sobreexplotación de material pétreo, constituían una sola cueva denominada “Cueva de Colombo” llamada así por los lugareños, conformadas por siete cuevas en total, las cuales tenían una salida casi en la parte más alta del cerro del tipo chimenea volcánica, y bajaba para interconectarse a una cámara más grande, posiblemente creada de manera natural.

En El Apastépetl se estima que el área fue deforestada a inicios de 1900 por las grandes ventas de madera de la Hacienda Huescalapa al Ferrocarril del Pacífico, para los durmientes de la vía férrea Guadalajara-Colima, por lo que las cuevas fueron descubiertas de manera oficial al talarse la zona.

Aun con estas condiciones propicias para ser refugio de Vicente Colombo, también este cerro cuenta a poca distancia con una cueva que inicia en el pedregal aledaño al Apastépetl y termina exactamente a un costado de la vuelta del Zapote donde actualmente está reconocido empaque aguacatero. En el lugar cuantiosos botines fueron robados del Camino Real y donde, tras ser perseguidos los bandidos, al llegar a este tramo era bien conocido que desaparecían. Esta cueva también fue hecha de manera natural ya que no se observaban tallados sus muros de piedra volcánica y difícilmente hoy en día podrían ser taladrados con maquinaria.

Nunca se supo oficialmente el escondite de Vicente Colombo, pero las probabilidades apuntan hacia Apastépetl, a ocho kilómetros del Zapotlán en medio de un enorme bosque, con una red de túneles de entrada y salida, puesto vigía que dominaba desde Zapotiltic hasta Zapotlán y cuevas hasta el Camino Real.

No podemos descartar las demás cavernas, pero estas presentan menos probabilidades por su tamaño y ubicación, algunas son más pequeñas y no parecen tener excavaciones o ampliaciones de las mismas para alojar una gavilla de bandidos, otras tienen poca visibilidad y podían ser fácilmente emboscadas.

Cabe mencionar que nadie guarda su dinero en medio de una guarida de ladrones, por lo que es poco probable que sus tesoros se encuentren ahí. Estos tesoros de Vicente Colombo debieron ser ocultados en algún lugar distinto, un lugar estrecho y difícil de encontrar, al que fácilmente se puede ocultar la entrada y poco probable que fuera el Apastépetl.

Tan bueno fue este lugar que después de 200 años de su muerte sigue siendo un misterio.

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