Enroso: la Oración del Pueblo Pobre Hacia Señor San José
CIUDAD GUZMÁN, JAL., (ES).- Las restricciones por la pandemia del Coronavirus deben ser un llamado para recuperar el significado del enroso, que es “la oración del pueblo pobre hacia San José” a través de la siembra de vida.
Lo anterior fue expresado por el presbítero Antonio Villalvazo al recibir los arreglos de flores de cempasúchil en honor al Patriarca Santo, los cuales fueron colgados en las tres puertas principales de Catedral la tarde del miércoles 21 de octubre.
La celebración se vio completamente modificada. Además de la prohibición para acompañar la procesión con música y danza, el Gobierno Municipal solicitó cumplir con el acuerdo de llevar las varas y las imágenes peregrinas en camionetas; lo anterior, a raíz de que el 6 de octubre, en el enroso de la Virgen del Rosario, se rompió la orden y los llevaron en hombros.
Se respiraba un ambiente de tensión. Toda la plaza Las Fuentes, que funge como atrio para Catedral, fue cercada con vallas, acordonada y custodiada por un grupo de elementos de la Policía Municipal que supervisaba personalmente su director Alejandro Bernabe.
Ante la imposibilidad de acercarse, un limitado número de personas que no rebasaba las 50 se congregó disperso y con sana distancia del otro lado de las vallas metálicas.
Entre la bendición del sacerdote se escuchaban expresiones espontáneas con pluralidad de voces, como: “Les hubieran mandado los policías a los de la cabalgata”, en relación al controversial desfile de caballos celebrado la noche del viernes 17, sin autorización del Gobierno Municipal como reconoció el alcalde José Guerrero.
“Hubieran dejado aunque fuera una danza”, “Tienen presas a las Imágenes”; y entre los típicos vítores a San José, la Virgen y el Niño mientras subían las varas se escucharon varios “Viva Cristo Rey”… expresión inusual para las Fiestas Josefinas y que durante la Cristiada era un grito de guerra contra el gobierno.
En el cruce de opiniones, los pocos presentes a la entrada de Catedral elevaron una plegaria por don Felipe Hernández tras su fallecimiento este año, pues por medio siglo coordinó esta tradición; al relevo le entraron Martín, Pedro y Lety que tuvieron a cargo el tejido de las flores en la Privada de Guerrero número 22, donde habita la familia González Ramos.
Fotos: Noé de la Cruz
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